lunes, 6 de agosto de 2018

Diferencia entre la Episcleritis y la Escleritis

Dr.Iván Alberto Borrero Madan

                
                  La epiescleritis normalmente se presenta de un tamaño pequeño, sin dolor y suele ser idiopática. Es generalmente un proceso inflamatorio que afecta solo a la conjunctiva y al plexo vascular de la superficie epiescleral. En cambio la escleritis se presenta con dolor moderado a severo y la inflamación se extiende en todo el plexo epiescleral.
               Se usa fenilefrina para conocer la profundidad de la inflamación y saber si se trata de una epiescleritis o una escleritis. Los vasos conjuntivales y superficiales se contraen con la instilación se fenilefrina, en cambio, los más profundos no.
                



                    Para ambos casos el objetivo del tratamiento es controlar la inflamación. La epiescleritis puede ser tratrada con corticoides tópicos o AINES orales a la vez que con lubricantes, mientras que la escleritis suele ser tratada con antiinflamatorios tópicos y orales al mismo tiempo.
              Las escleritis pueden estar asociadas con enfermedades autoinmunes por lo que es de vital importancia reconocerlas.








Sims J. Scleritis: presentations, disease associations and management. Postgrad Med J. 2012 Dec;88(1046):713-8
Okhravi N, Odufuwa B, McCluskey P, Lightman S. Scleritis. Surv Ophthalmol. 2005 Jul-Aug;50(4):351-63.
 

viernes, 3 de agosto de 2018

La epiescleritis

Dr.Iván Alberto Borrero Madan

               La epiescleritis es una afección inflamatoria circunscrita de la episclerótica, que puede extenderse a la lámina escleral superficial o al tejido conectivo subconjuntival profundo; es de
carácter transitorio y relativamente benigno. Con frecuencia recidiva y evoluciona hacia la curación espontáneamente, entre 1 a 3 semanas. Es unilateral en el 65% de los casos.



                    La epiescleritis se manifiesta por enrojecimiento ocular (es el principal motivo de consulta), sensación de ardor ocular quemante, dolor que se incrementa al ejercer presión, ligera fotofobia y lagrimeo.


                     Entre los signos de la
epiescleritis estás el infiltrado inflamatorio no purulento, difuso o nodular, redondeado u oval, plano o ligeramente elevado sobre la superficie escleral, de coloración rojoazulada; puede alcanzar el tamaño de un frijol, situado a 2 o 3 mm del limbo esclerocorneal, hacia el sector temporal. 



                  Se aprecia una marcada congestión en los vasos episclerales, los cuales visualizados a la luz del sol lucen una coloración rojo salmón brillante. Estos vasos se pueden desplazar sin dificultad sobre la superficie escleral, con el uso de un aplicador de algodón. Instilando tópicamente varias gotas de fenilefrina al 10 %, podemos borrarlos y distinguirlos de los que existen en las escleritis. 



                    En las epiescleritis nodulares, la conjuntiva bulbar hiperémica se puede desplazar libremente sobre el nódulo, destacándolo aún más. Con el empleo del biomicroscopio corneal (lámpara de hendidura) se puede apreciar edema episcleral. 





              La epiescleritis se debe, en la mayoría de los casos a causas desconocidas; sin embargo puede estar presente en las enfermedades vasculares del colágeno, como artritis reumatoides, poliarteritis nodosa, lupus eritematoso sistémico, granulomatosis de Wagener;  también en la artritis gotosa, en la tuberculosis, lepra, sífilis, herpes zoster oftálmico, enfermedad de Crohn, hepatitis B, Síndrome de Sjögren, estados alérgicos e infecciones focales.